Lágrimas malgastadas


Con tu primera lágrima, como la luna más desnuda, me enseñaste los huesos,
con tu segunda lágrima peinaste mi tristeza y quisiste mojar al viento,
con las siguientes hiciste puñales de plata
y las ocultaste en la sangre de mi pecho.

No desaproveches más esas lágrimas,
soy insignificante como la historia que no se nombra,
imperceptible como la ausencia de las ánimas,
como la oquedad que deja una sombra.