Alborenda

Recostado en la alfombra de mi pereza
delirando coleópteros de estrella
en un embeleso entre quebrado y gozoso
soñé una quimérica acuarela
de un color utópico, rutilante, majestuoso,
después inventé el nombre para tenerla,
la llamé, pretencioso, «alborenda»,
y ese estrafalario pintor de entelequias,
ese lunático caprichoso
de dentro de mi cabeza
coloreó de «alborenda»
un mágico y misterioso
garabato de luciérnaga.

Algo alegre

Cuando aquella tarde acrisolada me dijiste:
"escribe algo más alegre, amor
que todo aquello que escribiste",
escribí a la mano enjuta de la muerte
y no era triste, amor
su caricia de soledad inerte.

Otoño en el Risco del Paso

Si pudieran escuchar ese mar
en su onomatopeya constante y fría
su efervescente arribar
su romanza blanca de lejanía,

arraiga su soledad
en el enjambre de arena
mil cánticos de muerte en paz
sobre una frente canela.