28 de febrero

Temprano conjuré un sol muy arriba
excavé una trinchera en los labios
y me hice fuerte en mi sonrisa
porque hoy es mi cumpleaños.

Luna Soledad

Para no estar sola
la luna Soledad
en añicos de espuma
quebró un espejo en la mar

y mira su cara en cada ola,
mar estrellado de mil lunas
una en cada triza de vitral
mil reflejos de la suya.

Luna Soledad,
una soledad rota
en mil trozos de cristal.

De oxímoron

De oxímoron es mi cabeza
de tabúes de velos blancos
de sucio inmaculado
y de la abundancia más reseca.

Sin ser, siendo yo mismo
soy de una seda fiera
de un lento virtuosismo
de beso apartado de piedra.

De oxímoron es mi cabeza
de la planicie de mi abismo.

La sonrisa

La sonrisa que para mí quisiera
en la niñez mermelada brota
confitada, acostumbrada y sincera,
esa que te limpia el alma y la boca.

Semilla, madera, fuego.

Sol, lluvia, tiempo,
semilla y tierra,
¡ay árbol viejo!
¿te acuerdas?
¿naciendo?
qué lejos estabas del cielo.

Cornucopia de cirios quietos,
velas de hoja y madera,
mamando
de raíz en pecho,
ancla de la teta tierra.

¿te acuerdas
árbol viejo?
remero del viento
¿te acuerdas
queriendo
tocar del firmamento
sus hojas blancas de estrella?
  
Pero siempre responde el hombre
con su hierro,
robando al bosque,
llevando de la alameda,
rota de leña,
de su espesura mendiga
algunas de sus monedas.

Ahora, álamo descompuesto
eres de fuego
y de grímpolas negras,
olvido y humo de invierno
¡ay árbol viejo!
en la sed de la chimenea
por fin subiste al cielo.

La procesión de los lirios amarillos

Ya viene la procesión de los lirios
con sus trompetas calladas
y sus capirotes amarillos.

Ya viene la procesión de los lirios,
ya vienen sus hermanos de luz
con los cirios encendidos.

A paso aterciopelado de viento
sus braceros traen mecidos
tronos labrados de fuego,

sin cruces, sin hombres cautivos,
sin dioses coronados
de aguijones de espino,

sobre sus túnicas de trigo
pujan sólo flores,
traen sólo lirios.




La percha

Empinada, fálica y pétrea
sobre el Guadalquivir
han olvidado una percha,
y la luna de Sevilla allí
en el puente del Alamillo,
cada crepúsculo de abril
cuelga su virginal vestido,
y se engalana de flamenca
¡que la luna se va a la feria!